Con el anuncio del cierre de colegios por parte del presidente Iván Duque el pasado 15 de marzo, cerca de 10 millones de niños y jóvenes de todo el país fueron enviados a sus casas como medida preventiva que buscaba impedir un escenario de contagio masivo, toda vez que Colombia había reportado desde el 6 de marzo el primer caso de COVID-19 en el país.
El cierre de instituciones educativas era una decisión lógica puesto que los niños y jóvenes son los mayores transmisores de este coronavirus al ser, la gran mayoría de ellos, portadores asintomáticos, esto significa que pese a portar el virus Sars-Cov 2 no presentan síntomas, pero sí pueden transmitirlo entre ellos y a las personas con quienes se relacionan incluidos familiares, vecinos, personas de la tercera edad, etc. Si impedir las grandes concentraciones de personas era una medida lógica, para contener la enfermedad el cierre de colegios, espacio donde los niños interactúan constantemente entrando en contacto unos con otros, era una medida no sólo necesaria sino urgente.
A lo anterior se suma la cuarentena social obligatoria decretada a partir del martes 24 de marzo hasta el domingo 13 de abril, que envió a la casa a los colombianos con solo 34 excepciones y decreta que las actividades laborales también deben desarrollarse desde el hogar.
No obstante su necesidad, la decisión trae consigo múltiples consecuencias tanto a nivel pedagógico como a nivel socio económico. Dentro de las primeras encontramos el que la educación presencial es, una forma de transmisión del conocimiento difícilmente sustituible por la interacción que involucra tanto a nivel docente-estudiante como entre los mismos estudiantes, pues la interacción entre niños y jóvenes de la misma edad es fundamental en el proceso de aprendizaje y para la adquisición de habilidades sociales y competencias blandas que determinarán la forma como se desenvuelve el individuo más adelante. A nivel socio-económico las consecuencias del cierre de colegios también son significativas, dado que la alimentación que reciben los estudiantes significa, especialmente para las familias de bajos ingresos un alivio económico y, en muchos casos, una razón para matricular a sus hijos.
Por otra parte, el regreso de los estudiantes a casa supone un desafío para sus padres, que han tenido que seguir trabajando —no siempre desde casa— y ahora deben enfrentarse al desafío de buscar formas de velar por el cuidado de sus hijos y además de atender y vigilar su proceso educativo.
Buscando contener en algo las consecuencias negativas de esta decisión, el Ministerio de Educación ha planteado algunas estrategias para fomentar el estudio en casa. Habilitando plataformas en internet, introduciendo contenidos educativos en la programación de los canales nacionales y llamando a secretarías de educación, rectores y docentes a elaborar contenidos para su desarrollo en casa por parte de los estudiantes.
Para el departamento del Guainía todo lo anterior significa una serie de desafíos en la que se pone a prueba toda la capacidad, creatividad y articulación de instituciones, rectores, docentes, padres de familia y estudiantes ya que el aislamiento del territorio trae consigo inconvenientes de todo tipo como problemas de conectividad, desabastecimiento, dificultades para vincular a los padres de familia al proceso de formación de sus hijos, entre otras.
Empezando por el tema de la conectividad, que en circunstancias de aislamiento se torna en una de las mayores necesidades a la hora de reducir el impacto que, a nivel laboral y educativo, trae consigo la medida de cuarentena obligatoria, el departamento del Guainía ocupa el puesto más bajo en calidad de la internet, puesto que comparte con los departamentos de Vichada y Amazonas y por debajo de Vaupés, Guaviare y otros de los territorios más pobres del país como La Guajira y Chocó. Con tasas nominales de descarga de 1 megabyte y tasas efectivas 10 veces por debajo de las nominales, el departamento se encuentra en cuanto a servicio de internet en el nivel en que el centro del país estaba hace más de 20 años. Pero si en cuanto a velocidad y calidad de las conexiones el departamento presenta problemas, en términos de cobertura sólo cuatro de cada 100 habitantes tiene acceso a una una conexión fija, lo que dificulta enormemente la posibilidad de hacer uso de las plataformas pedagógicas habilitadas por el Ministerio de Educación e incluso cualquier tipo de consulta.
Otra gran dificultad a la hora de asumir el desafío de estudiar desde casa es la preparación del los padres. Con niveles de analfabetismo del 11% y analfabetismo funcional del 45%, según el Dane, el departamento del Guainía presenta una de las tasas más altas del país. En un informe del Departamento Nacional de Planeación (DNP), con 65% Guainía posee los índices de pobreza estructural más altos del país, lo que se debe a la ausencia de servicios básicos como a alcantarillado, acueducto, salud y educación que combinada con bajos niveles de ingresos desempleo y alta informalidad dificultan la capacidad de los padres de familia de participar y en tal caso de aportar al proceso de formación de sus hijos.
Por su parte la Secretaría de educación departamental viene haciendo grandes esfuerzos para reanudar, en el aislamiento social de la cuarentena, el Programa de Alimentación Escolar, PAE, que consiste en un complemento alimenticio para los estudiantes, y que en el departamento involucra a 5748 niños y jóvenes que reciben almuerzo de lunes a viernes y 2676 niños que adicionalmente reciben refrigerios en horas de la mañana los mismos días, como una forma de compensar en algo los impactos que trae consigo el cierre de las instituciones. Sin embargo, el estado del río Guaviare y la parálisis parcial de muchas empresas han dificultado en gran manera la adquisición de los equivalentes en alimentos no perecederos de dichos complementos alimenticios.
Así el panorama, la tarea del estudio en casa se torna algo difícil de poner en marcha en el departamento. En la actualidad todos los colegios se encuentran en vacaciones adelantadas desde el día 30 de marzo y hasta el 19 de abril fecha en que, por el momento, se sabe, terminaría la cuarentena. Antes de eso, entre el 16 de y el 27 de marzo se hizo uso, para el desarrollo de guías y materiales destinadas al estudio en casa, de dos de las tres semanas institucionales que durante el año deben programar los colegios.
Según los análisis del Instituto Nacional de Salud Pública es de esperarse que el pico viral se presente en el mes de mayo lo cual plantea la necesidad de extender la medida de cuarentena obligatoria al menos un mes más, para evitar un escenario de contagio masivo y el consecuente colapso del sistema de salud. En tal caso las posibilidades de mitigar el impacto a nivel educativo se van reduciendo cada vez más y hacen necesario que a nivel del Guainía se desarrollen nuevas estrategias para compensar el tiempo que estarán cerradas las instituciones educativas.
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